El Antiguo Edificio de la Escuela Nacional Preparatoria no. 2 en
la Calle del
Licenciado Verdad, ex Convento de
'Santa Teresa la Antigua',
Hoy 'Palacio de la Autonomía'
Juan Voutssás
México : 2011
Nuestra antigua sede de la Escuela Nacional Preparatoria no. 2 “Erasmo
Castellanos Quinto” se encuentra localizada a 19º 26'
04.30” latitud Norte y a 99º 07' 50.08” longitud
Oeste, a 2231 metros sobre el nivel del mar, en el Centro Histórico
de la Ciudad de México. Sus orígenes se remontan a lo
que hoy pertenece a un conjunto arquitectónico de dos
edificios: el actual “Palacio de la Autonomía” de
la UNAM y el “Ex Templo de Santa Teresa la Antigua” del
Instituto Nacional de Bellas Artes. El Palacio se encuentra ubicado
en el número 2 de la actual calle del Licenciado Verdad, entre
las calles de Moneda y República de Guatemala. El templo se
ubica en el número 8 de esta calle.
Época Prehispánica y Colonial
En 1519 este terreno pertenecía a lo que eran los jardines y el
“Coatepantli” o muralla al costado sur del gran Teocalli
de la antigua Tenochtitlán dedicado a Tláloc y
Huitzilopochtli -lo que es actualmente la manzana comprendida entre
las calles de Guatemala, Argentina y Justo Sierra-, y también
al costado oriente del templo erigido a Tezcatlipoca, el cual estaba
ubicado sobre la calle de Moneda entre las actuales calles de
Seminario y Lic. Verdad. Sobre las ruinas de este último
templo se construyeron unas casas que cederían su lugar años
después al Palacio Arzobispal, cuya fachada miraba y dio
nombre a la calle del Arzobispado -actual calle de la Moneda- cerca de la
esquina con la del Seminario.
Después de la conquista
española, y tras haber destruido el conjunto del Templo Mayor,
Hernán Cortés repartió los terrenos donde aquél
se encontraba y sus alrededores. No está claro quién o quiénes
fueron los originales poseedores del predio. En varias fuentes se
afirma que Cortés asignó el predio y mandó
construir casa para Don Juan Luis de Ribera, titular de la Casa de
Moneda en México. Esto no es posible, ya que esa institución
se funda en México hasta 1535, y Cortés hizo el trazo y
la repartición de estos predios entre 1522 y 1524, y después
parte a las Hibueras. A partir de 1528 gobiernan las dos Reales
Audiencias y a partir de 1535 los virreyes; Cortés no tuvo ya
funciones gubernativas ni de reparto en la Nueva España. Además, como
puede observarse más adelante, se confirma documentalmente que
este personaje Don Juan Luis en efecto heredó el predio a las
fundadoras del convento de Santa Teresa en 1607. Por tanto no pudo
recibir el predio de Cortés en 1535 como titular de la Casa de
Moneda, ya que su supuesto donador hacía muchos años
que no tenía esas prerrogativas, y para que Don Juan Luis lo
heredara a su vez en el siglo XVII hubiese tenido que ser un
personaje centenario. La única explicación posible es
que hubiesen existido dos personas con el mismo nombre y el mismo
cargo en los dos distintos tiempos, pero eso se antoja muy poco
probable, ya que no se encuentra ninguna referencia documental de un
Juan Luis de Ribera en la primera mitad del siglo XVI. El nombre del
poseedor original del predio durante la primera mitad del Siglo XVI no queda explícito. Lo
que sí está consignado es cómo lucía el
inmueble original. Aquí se construyó casa que de
acuerdo a las crónicas de Don Artemio de Valle Arizpe era
“...vasto
caserón de piedra que tenía aspecto fosco y macizo. Fue
de los primeros que se alzaron en México. Su fachada era de
una gravedad ceñuda, áspera, con almenas en su pretil,
con ventanas entrecruzadas de gruesos barrotes, con balcones de ancho
saledizo y toscos barandales de forja con bolas de bronce en los
ángulos, y gruesas puertas de tallados cuarterones. Encima del
dintel de las ocho puertas que se abrían sobre los balcones
estaba repartida esta leyenda piadosa con realzadas letras de
argamasa, entre adornos también de realce de un marcado sabor
indígena: 'Vivan las cinco personas de Jesús, María,
José, Santa Ana y San Joaquín'. Esta fornida casa de
piedra gris daba idea clara del conquistador que la levantó,
hombre católico
y bárbaro, despreciador de la comodidad y del refinado gustar
doméstico; y más que hogar quiso que fuera una
defendida fortaleza para contener el ataque de los indios..... 4
Al costado oriente de este predio se abrió una pequeña callejuela cerrada que corre de Norte
a Sur en un solo tramo, lamanda según González Obregón la de “Martín López,
Carpintero”,“porque en su acera oriente puso taller ese sujeto, quien fue el que
construyó los bergantines que utilizó Hernán
Cortés para la conquista de la Gran Tenochtitlán”. 1
No obstante, Porras Muñoz señala que la Calle de Martín López fue la actual Calle de Moneda, y que la primera referencia a la callejuela fue Calle de Juan Hinojosa en 1529. 2 Este autor señala también que la calle tomó sucesivamente el nombre de posteriores propietarios, tales como Juan de Cuevas y Martín de Zavala, cuyo predio fue la esquina oriental de Moneda y la callejuela. A partir de 1539 también se le señala con el nombre de Calle de la Imprenta, pues el taller de Cromberger y Juan Pablos para este oficio -primero en América-, estuvo situado en la esquina occidental de esta calle con la de Moneda.
Hacia el norte, esta pequeña calle de un solo tramo limitaba
con la de “las Atarazanas”, esto es, los cobertizos de
los mencionados bergantines de Cortés, que es la actual 2ª
calle de República de Guatemala y demás hacia el
oriente. Hacia el Sur, limitaba con la Calle de la casa del
conquistador Pedro González de Trujillo, que se denominaría
después del Arzobispado, y es la actual Calle Moneda. Sobre
esta pequeña callejuela -hoy del Lic. Francisco Primo de
Verdad y Ramos- es donde se encuentra nuestro inmueble. Durante el México colonial e independiente, esta manzana se denominó “manzana dos, cuartel mayor segundo”. Durante la época pofiriana fue la “manzana 124 del Cuartel
Menor no. 14, del Cuartel Mayor no. 4”. 3
La
fecha más antigua documentada acerca de Don Juan Luis de Ribera (o
Rivera), tesorero de la Casa de Moneda se consigna precisamente en la
“Historia
social de la Real Casa de Moneda de México”.
En la
página 62, el autor establece: “El
precio de los cargos, y en particular el de tesorero [de la Casa de
Moneda], fueron subiendo conforme pasaba el tiempo. En 1582 Juan Luiz
de Ribera lo compró en 130,000; Matías de Vera lo
adquirió para su hijo mayor en 1608, en 250,000....”. 5
Más adelante, en la página 67, el autor afirma: “...Es
lo que ocurre con el informante de Gemelli Careri, el tesorero Juan
Luis de Ribera, quien como hemos visto obtuvo el puesto en 1582.
Ribera financió con grandes sumas la operación de minas
en San Luis Potosí y Fresnillo y fue propietario de numerosas
casas y tiendas en la Ciudad de México, con valor de 88,000
pesos. Construyó su propia residencia muy convenientemente a
pocos pasos de su lugar de trabajo, en lo que había sido parte
del Templo Mayor de Tenochtitlan (hoy calle del Licenciado Verdad)”.
6
Este predio en especial, el cual “abarcaba cuatro mil varas cuadradas”
(1 vara cuadrada = 0.7 metros cuadrados) tuvo como primer propietario documentado a fines del siglo XVI al
acaudalado caballero Don Juan Luis de Ribera, tesorero de la Casa de Moneda de la Nueva España, quien además tuvo funciones de regidor del
Cabildo Metropolitano desde 1585, como “Diputado de Alcabala y tenedor de bienes de difuntos”, y a quien le fue dado ese predio “para que
construyera allí casa habitación en vecindad”. La actual Calle de Moneda había tomado ese nombre desde 1570 desde que la nueva Casa de
Moneda fuese construida en el palacio de gobierno sobre esa vía.
Don Juan Luis de Ribera es mencionado también en otros documentos
de la época: en 1587, se otorga licencia
a Luis de Rivera, tesorero de la Casa de Moneda, para traer en su
compañía esclavos negros con espadas...”. 7
Así mismo, aparece en el
“Cancionero
novohispano del siglo XVI”. En
el prólogo del libro al efecto, la autora establece: “Hacia 1588, de acuerdo con los datos proporcionados por Rojas
Garcidueñas, nuestro autor se relacionó con Juan Luis
de Ribera, Tesorero de la Casa de Moneda.....” 8
Su
nombre y cargo aparecen además casi cuarenta veces durante la primera década del siglo XVII en las actas del Cabildo de la
Ciudad de México.9
Como puede verse, el tesorero Juan Luis de
Ribera aparece abundantemente documentado solo hasta fines del siglo
XVI, no en la época de la conquista. No pudo por tanto ser el poseedor primigenio del predio en tiempos de Cortés.
La leyenda afirma que en 1613,
durante la travesía de un buque hacia América, una
tempestad estuvo a punto de echar a pique la nave en la que viajaba
el nuevo Arzobispo de la Nueva España, Fray Juan Pérez
de la Serna, el cual prometió a Santa Teresa de Jesús
-también llamada Santa Teresa de Ávila- “establecer
un monasterio carmelita en México si se salvaba de tal
percance”. Ya
en la capital del virreinato el arzobispo conoció del caso de
Don Juan Luis y las hermanas concepcionistas y fiel a su promesa,
intercedió ante el Virrey Don Diego Fernández de
Córdoba, -Primer Marqués de Guadalcázar- y ante
su esposa, Doña María Ana de Riedrer, simpatizante con
las monjas, y confirmó la decisión de fundar el
convento. No obstante, pese a ruegos y amenazas, Don Alonso de Ribera
daba largas y se negaba a entregar el predio, el cual tenía ya
puesto en renta a diversos inquilinos. Esta querella es también
mencionada en la novela “Monja
y casada, virgen y mártir”. 14
Finalmente, el Arzobispo Pérez de la Serna decidió
tomar cartas en el asunto. Colectó el testamento de Don Juan
Luis y demás papeles pertinentes y los envió
a Roma, para obtener el permiso correspondiente, lo cual logró.
El Papa Paulo V expidió la bula de fundación del
convento el 19 de mayo de 1615. Por otra parte el Arzobispo interpuso demanda en
tribunales contra Don Alonso por medio del Oidor Juan Quesada de
Figueroa, obteniendo sentencia favorable el 1º de julio de
1615. 15
Para evitar posible apelación y nuevas dilaciones de Don
Alonso, el Arzobispo discurrió una argucia: la madrugada del 3
de julio llegó con un piquete de guardias, entró al
edificio, instaló un altar provisional y ofició una
misa para consagrar el lugar y de esta forma ya no fuese posible
volver a ocuparlo por los habitantes seglares. La cofundadora del
convento,
Sor Mariana de la Encarnación, lo consignó así
en sus memorias: “...sabiéndolo su señoría, embió luego a Jesús María
que le embiasen todo recado para decir misa y poner con altar, y que esto fuese con todo el secreto posible;
.....como a las cinco de la mañana, disfrasado el señor arzobispo se fue con dos o tres criados llevando una campanilla
que gustaba mucho del orden y gracia con que Nuestra Santa Madre tomaba posesión en los conventos que
fundaba; y estando secretamente en la piesa que le tenían ya dispuesta, se bistió para decir misa,
y sentándose en una silla embió a un criado suyo que tañase aquella campanilla por
todos los aposentos y piesas de la casa, llamando se levantasen a oír misa, que
esperaba su ilustrísima para decirla. Fue tanto el alboroto, sobresalto y ruido con que
se levantaban que parecía día de juicio, por ser mucha la gente que
vivía allí ocupando las tiendas y demás oficinas
de la casa donde vivían muy de asiento con sus hijos y mugeres y demás familia; que
le sirvió de recreación al señor arzobispo, que fue quien personalmente
nos contó esta relación que boi escribiendo, que le causaba risa ver salir a unos medio desnudos,
a otros cubiertos con solo las fresadas, y algunos en camisa, dando vozes que
no los podían sosegar, tanto que fue necesario embiar por
un par de alguaciles que los sosegasen para poder decir la misa, que fue del Espíritu Santo.
Y acabada les hizo su ilustrísima una plática consolándolos con decirles que
aquello havía convenido hacerse así, que era para un convento de nuestra
santa madre Teresa de Jesús, que havía de ser para el consuelo y bien de la república,
y que así desocupasen luego la casa, que él les embiaría yndios de la obra de la iglesia
mayor que les ayudaran como lo hiso su señoría....”. 16 Para
rematar todo, el Arzobispo solicitó y obtuvo del Virrey el
edicto de fundación correspondiente cuatro días
después, el 7 de julio. Solucionado así el asunto de la
posesión nombró a las mencionadas sorores Inés
de la Cruz y Mariana de la Encarnación fundadoras y encargadas
del convento en la finca de Don Juan Luis de Ribera. Por fin las
religiosas tomaron posesión de las casas que serían su
futuro convento. Empero, sus hermanas las monjas Carmelitas Descalzas
del convento de Puebla que databa de 1604 consideraron improcedente
que no fuesen ellas las que fundaran este nuevo convento de su orden
e insistieron en que se les entregase, petición que no
prosperó. Durante
varias décadas formó parte de la fachada del primer y
modesto Templo de Santa Teresa, el
cual se fue deteriorando con los años. Cuando
a su vez este fue remodelado totalmente, el 14 de julio de 1691 el
portón de piedra fue cedido nuevamente -mediante contrato de
obligación entre el bachiller Joseph Lombeyda y el maestro de
arquitectura Juan Durán- para que fuese trasladado e instalado
en la puerta principal de la “Iglesia de la Limpia Concepción
del Hospital de Jesús”. 24
Este portón de piedra del siglo XVI que estuvo en la primera
Catedral de México y el primer Templo de Santa Teresa la
Antigua puede verse actualmente al costado de ese templo y hospital,
que aún existen, en un discreto rincón lateral del
mismo, sobre la actual calle de República del Salvador (no es
el portón frontal) esquina con la Av. Pino Suárez,
frente a una pequeña plaza que -como dato curioso- está
dedicada al Lic. Primo Verdad y adornada con una estatua de él
sentado.
Las “moradas” o el
convento en sí ocupaban la parte que eran los tres patios de la
antigua Preparatoria no. 2 y es actualmente el “Palacio de la
Autonomía” de la UNAM. “En
este claustro se observaba la más severa disciplina. No se
bebía ahí chocolate, -ya que muchas monjas de la época
abusaban de él-, ni había en él criadas ni
sirvientas, solo las monjas y las jóvenes que tenían
aspiraciones de incorporarse a la vida religiosa. Como ayuda extra el
convento tenía solo una mandadera y el sacristán en el
templo”. 25
De
ellas se decía que observaban escrupulosamente sus constituciones carmelitas... “que
nunca haya sala de labor porque no sea ocasión de que estando
juntas quebranten el silencio”. 26
O que “en ninguna manera posean las hermanas cosa en particular, no se les
consienta ni para el comer ni para el vestir, ni tengan arca ni
arquilla, ni cajón o alacena si no fueren los que tienen los
servicios de la comunidad. Por eso tenga mucho cuidado la priora,
cuando viere a alguna hermana aficionada a cualquier cosa, -ora sea
libro o celda-, de quitárselo”. 27
Ello rindió fruto en poco tiempo; a los pocos años “grande fue el prestigio y cuantioso el amparo que disfrutó
este monasterio, dispensados con toda razón, por las enormes
virtudes de sus monjas y la exacta observancia de sus reglas”.
El
nombre del templo fue trasladado a sus calles aledañas.
La actual 2ª calle de República de Guatemala tomó
entonces el nombre de “Santa Teresa” y la actual del Lic.
Verdad el de “Cerrada de Santa Teresa”. En
1622, el famoso pintor religioso de la época, Luis Xuárez,
firmó contrato con las piadosas religiosas para pintar
veinticuatro lienzos al óleo con pasajes de la vida de la
ilustre Doctora de Ávila quien había reformado el
Carmelo e inspirado la fundación del convento, Santa Teresa de
Jesús. 28
Algunas de esas pinturas originales todavía existen hoy en día: Santa Teresa y otra monja y Santa Teresa orando por las ánimas del purgatorio, en el Museo Nacional del Virreinato en Tepotzotlán, y La glorificación de Santa Teresa y La muerte de Santa Teresa en el Convento del Carmen en San Ángel.
Para 1625, el convento tenía ya 15 religiosas y una novicia.
Llegó a tener el máximo permitido por las Carmelitas:
21 sorores. En 1633 murió su fundadora Sor Inés de la
Cruz.
A este convento ingresó
como novicia la ilustre Juana de Asbaje y Ramírez de
Santillana -nuestra décima
musa- tomando el
nombre eclesiástico de una de sus fundadoras, y combinándolo
como Sor Juana Inés de la Cruz. Las severas costumbres de la
orden del Carmelo y su precaria salud la hicieron retirarse después
de algunos meses para ingresar y profesar en el Convento de San
Jerónimo, llevándose su nombre religioso. En el libro
de profesiones de San Jerónimo se registró: “[En
Santa Teresa] recibióse el 8 de febrero de 1667 para religiosa
corista a Juana Inés de la Cruz, hija legítima de D.
Pedro de Asbaje y de Isabel Ramírez, su mujer. Es natural de
esta Nueva España. Dióla el hábito de bendición
el padre capellán D. Juan de la Vega el domingo 14 de agosto
de 1667; asistieron los señores Marqueses de Mancera. La dicha
Hermana no profesó, y en 8 de noviembre de 1667 años
salió del convento”. 29
En San Jerónimo permanecería por 27 años hasta su muerte.
En
1674 se emite un breve papal el cual libera
a las monjas de la tutela del arzobispado y las pone bajo la
obediencia de la Orden del Carmelo. En
1678, y dado el deterioro y lo modesto del templo, el acaudalado
comerciante platero y capitán Don Esteban de Molina y Mosquera
y su esposa Doña Manuela de la Barreda decidieron realizar una
obra piadosa, por lo que propusieron a las Carmelitas Descalzas
construir un nuevo y mejor templo y convento, si bien les fue impuesto que ya no estaría
más bajo la advocación de San José, sino de “la
Gloriosa Madre Santa Teresa, con el título y advocación
de Nuestra Señora de la Antigua”,
debido a una imagen de Nuestra Señora de la Antigua traída de
España a fines del siglo XVI por Fray Diego López,
primer Rector del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo, la
cual había sido puesta años atrás en el altar
mayor de Santa Teresa, siendo para esa época muy admirada y venerada. De la combinación de Santa Teresa y de Nuestra Señora de la Antigua
proviene el
nombre de “Santa Teresa la Antigua” con el que se
denominó coloquialmente a partir de entonces al convento y
templo. La primera piedra de la nueva obra se puso el 8 de octubre de
ese año 1678, motivo por el cual las monjas tuvieron que
desalojar temporalmente su recinto. Este
nuevo templo de cuatro cuerpos -que es el que ahora conocemos- es uno
de los más bellos ejemplos de la arquitectura del
barroco novohispano. El arquitecto fue el renombrado Cristóbal
de Medina Vargas Machuca, quien diseñó las dos portadas
gemelas con sus columnas salomónicas en pares que además
son tritóstilas; es decir, el tercio inferior de las mismas se
encuentra ornamentado de manera distinta al resto del fuste, digno
ejemplo del barroco salomónico del siglo XVII. Su primer
tercio es recto cubierto
El Cristo era la el Señor de Santa Teresa, llamado también Cristo de Ixmiquilpan, del Cardonal, de Zimapán, de las Minas de Plomo Pobre o de las Minas de Agustín Guerrero. Esta imagen fue traída de España hacia 1540 y fue colocada originalmente en la iglesia del Real de Minas del Plomo Pobre cerca de Ixmiquilpan, de donde tomó el nombre. Décadas después la tuvo en su oratorio el Arzobispo Don Juan Pérez de la Serna hasta 1624 Época
de la Independencia y la Reforma En
1808, poco antes del inicio de la lucha independentista, el síndico
del Ayuntamiento de la Ciudad de México, el Lic. Francisco Primo
de Verdad y Ramos fue arrestado y asesinado arteramente en su celda
del Palacio del Arzobispado, justo frente al templo, actualmente el
número cuatro de esta calle, a causa de su propuesta de crear
una junta local americana ante la abdicación del trono de
España por parte de Fernando VII a favor de Napoleón,
quedando como monarca de España José Bonaparte,
propuesta que fue considerada una “infidencia” y una
“sedición” por la facción más
reaccionaria de los realistas. Por este motivo, durante las Fiestas
del Centenario previas a 1910, la comisión organizadora -a
petición de Don Luis González Obregón y Don
Manuel Puga y Acal- tramitó y obtuvo el 4 de octubre de 1908
el cambio del nombre de la calle donde fue muerto el protomártir
de la independencia de México, la “Cerrada de Santa
Teresa la Antigua”, que desde entonces lleva el nombre de
“Calle del Lic. Verdad”. Además, a principios de
la época porfiriana se propuso y se instrumentó una
nomenclatura para todas las calles de la Ciudad de México al
estilo de Puebla, con puntos cardinales y números, la cual se
utilizó en forma paralela durante un tiempo con los nombres de
las calles. Así, la calle de la Cerrada de Santa Teresa
aparece además en algunos planos de la época con su
número: “Calle Sur 9”. 31
Esta nomenclatura no fue del agrado de los ciudadanos siendo
cancelada poco tiempo después. En enero de 1928, el gobierno
de la ciudad decidió cambiar la nomenclatura de muchas calles
del centro histórico a los nombres de repúblicas
latinoamericanas que hoy conocemos, convirtiendo la calle de Santa
Teresa en calle “República de Guatemala” -su
nombre actual- y dándole al recinto el número “55” de esta calle,
que hasta hoy ostenta sobre la puerta de la esquina, si bien esta numeración ya no es vigente.
Volviendo al movimiento insurgente de 1810, Doña
Josefa Ortiz de Domínguez fue encerrada el 13 de enero de 1814
en este convento durante un tiempo por sospechas de simpatía
con los rebeldes. Posteriormente y como dato curioso, fue trasladada
en su encierro hacia el entonces Convento de Santa Catalina de Sena,
el otro edificio sede de la Prepa 2 en San Ildefonso 28, de donde fue
liberada en junio de 1817 y enterrada a su muerte en 1829 antes de su traslado
definitivo a Querétaro.
Época Porfiriana
La
fachada poniente o principal está hecha en cantera ricamente
labrada y policromada; se divide en tres partes, dos laterales y una
central: las laterales siguen la misma línea arquitectónica
de la fachada norte mientras que la central consta de tres arcos de
medio punto, enmarcados por columnas jónicas en la planta
baja. En la planta superior ostenta un balcón recto sobre el
portón de la fachada principal con balaustrada alternada con
columnas corintias y tres puertas-ventanas. Arriba de ello cuenta con
un ático sin decorar dividido en tres partes por ménsulas.
En el remate superior se observa un frontón triangular con toques
“palladianos” con el rostro de
Atenea al estilo de los antiguos templos griegos. 43
Al
interior el vestíbulo circular
de la puerta de la esquina presenta medallones, frisos y columnas
toscanas con volutas; es muy notorio su piso y su escalera de mármol
de Carrara con dos ramales y baranda de hierro forjado que continúa
por todo el piso superior.
Al final de la escalera, puede verse con detalle la majestuosa cúpula
tragaluz de cristal y zinc. En el rellano de la misma puede admirarse
un mural en relieve alusivo a la autonomía universitaria con
la leyenda:“La Universidad se hizo autónoma por la revolución de
nuestra palabra, nuestra huelga y nuestra sangre”.
Esta frase se atribuye a Alejandro Gómez Arias, Presidente del
Comité de Huelga del movimiento pro autonomía de 1929.
En
el “patio chico” o norte pueden verse restos de columnas
coloniales; en el “patio grande” o sur, restos del
sistema hidráulico de captación de agua y drenaje del
convento. En el costado oriente de ese patio pueden verse restos de
las celdas conventuales; ahí se entremezclan aplanados
polícromos del siglo XVII con azulejos de Talavera y cenefas. Época
Universitaria El
Templo de Santa Teresa la Antigua es cerrado al culto a partir de
1916; la secular imagen del “Señor de Santa Teresa” que se encontraba ahí desde el siglo XVII fue enviada a la Catedral y
en 1950 a los frailes Carmelitas de la Iglesia Sabatina en Tacubaya; en 1959 fue trasladada al monasterio de las monjas Carmelitas en San José Tlacópac,
San Ángel, Ciudad de México, donde es venerada actualmente. El 7 de noviembre de 1917 el presidente Carranza designa al edificio del templo sede de la
Imprenta de la Secretaría de Gobernación y del Diario Oficial; estarían ahí hasta el 26 de abril de 1926 cuando serían mudados a Bucareli.
47
Con el decreto de consolidación de propiedad de varios templos del 5 de junio de 1918, el de Santa Teresa y el de Santa Catalina de Sena quedarían oficialmente en poder de la nación. 48
El 13 de septiembre de 1933, el presidente Abelardo L. Rodríguez entrega el edificio del templo a la Secretaría de Hacienda la cual lo convierte en su archivo. El 4 de octubre de 1948 el Presidente Miguel Alemán cede la parte de la capilla del templo a la Secretaría de Bienes Nacionales e Inspección Administrativa. Durante la década de los setenta fue cerrado y abandonado.
Si bien esta es una historia
del edificio, vale la pena hacer un paréntesis para conocer
cómo es que se creó el especial plan de estudios de
seis años de la “Preparatoria 2”, único en
su género. La gestación y consolidación del
mismo no fue nada fácil y pasó por un sinfín de
vicisitudes, como podrá observarse. En
1921 se crea la Secretaría de Educación Pública,
siendo su titular José Vasconcelos. En 1923, a través
de su subsecretario Dr. Bernando Gastelum, propone al Consejo
Universitario la reorganización de los estudios de
preparatoria; de aquí surge el establecimiento oficial de la
educación secundaria en un ciclo de tres años y la
educación preparatoria en un ciclo de dos. El Consejo aprueba
la reforma en diciembre de ese año siendo promulgada
inmediatamente. Por ser de interés nacional, el Estado
mexicano desarrolla en 1925 un plan para hacerse cargo de la
enseñanza secundaria e irla extendiendo por todo el país.
La Escuela Nacional Preparatoria impartirá su ciclo con
duración de dos años. Por lo mismo, a partir del ciclo
escolar 1926, la Escuela Nacional Preparatoria no recibiría
alumnos de primer año y entregaría paulatinamente a la
SEP los de 2º y 3º, reservándose la enseñanza
solo a los alumnos de 4º y 5º. En
diciembre de 1934, bajo la presidencia de Lázaro Cárdenas
y siendo Rector de la UNAM el Dr. Fernando Ocaranza Carmona, el
Congreso de la Unión aprobó modificaciones al artículo
tercero constitucional, y estableció en él los
siguientes términos: "La
educación
que imparta el Estado será socialista, y además de
excluir toda doctrina religiosa combatirá el fanatismo y los prejuicios,
para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas y actividades
en forma que permita crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social. Solo el Estado
-Federación, Estados, Municipios- impartirá educación
primaria, secundaria y normal. Podrán concederse
autorizaciones a los particulares que deseen impartir educación en cualquiera
de los tres grados anteriores, de acuerdo en todo caso
con las siguientes normas: I. Las actividades y enseñanzas
de los planteles particulares deberán sujetarse, sin excepción
alguna, a lo preceptuado en el párrafo inicial de este
artículo, y estarán a cargo de personas que en concepto del Estado
tengan suficiente preparación profesional, conveniente
moralidad e ideología acorde con este precepto...... II.
La formación de planes, programas y métodos
de enseñanza corresponderá en todo caso al Estado”.49
Como puede verse, el gobierno se adjudicaba facultades exclusivas
para impartir y controlar la educación secundaria. Además,
el Secretario de Educación Ignacio García Téllez
emite declaraciones en donde afirma que la educación
secundaria estaría orientada hacia la preparación de
estudiantes para las “profesiones técnicas” y no
más hacia las “profesiones liberales”. La postura
de la UNAM -resumida en la memorable argumentación de Antonio
Caso- era que la educación debería tener enfoque
humanista y liberal sin asociación a ninguna doctrina, y que
debía preparar estudiantes en las ciencias, las humanidades y
las artes sin preferencia alguna. Otras universidades públicas
del país se sumaron a esta postura. La Universidad consideró
que la postura del gobierno expresada por el Secretario de Educación
dejaría sin preparación a los futuros aspirantes al
bachillerato con vocaciones hacia las humanidades, las artes y las
profesiones liberales, y por tanto, “en tal caso la Universidad estaba obligada a crear una escuela
secundaria de tipo especial para preparar a quienes desearan seguir
una carrera de ese tipo”. 50
En
1604 se funda en la Puebla de los Ángeles la versión
novohispana de la orden femenina del Carmelo, las “Carmelitas”.
En la Ciudad de México, la idea de tener un convento similar
surgió de dos monjas concepcionistas del convento de Jesús
María: Sor Inés de la Cruz Castillet y Ayala y Sor
Mariana de la Encarnación Herrera de Pedraza, la primera
peninsular y la otra criolla, a partir de sus lecturas de Santa
Teresa y de sus pláticas con los padres Pedro de los Apóstoles
y Pedro de San Hilarión. Ambas monjas eran muy entregadas a la
oración y a la penitencia y además, las dos anhelaban
una congregación con reglas religiosas mucho más
severas que aquellas establecidas por las monjas concepcionistas.
Además, ambas religiosas buscaban un lugar apartado de los
conventos bulliciosos, poblados de numerosas monjas servidas de
criadas; un lugar recoleto donde reinara la quietud y el silencio de
la clausura. De acuerdo con un breve papal de 1556, las monjas
concepcionistas podían cambiar de congregación.
Como
es obvio, para fundar un convento se necesitaba de permisos: la Santa
Sede, la Corona, el Consejo de Indias y el Virrey, además de
patrocinadores. Para esto, las monjas concepcionistas se dieron a la
tarea y hallaron a Don Juan Luis de Ribera, quien también
deseaba fundar en México un convento de monjas carmelitas, y
ya había solicitado sin éxito que viniese desde España
una fundación a ese propósito. Las monjas de Jesús
María convencieron a Don Juan Luis para que las patrocinara
como fundadoras de ese convento y para ello que les heredara una
casa. De acuerdo con memorias escritas de la propia Sor Inés
de la Cruz: “...Escrebí
al dicho Juan Luis de Ribera un día de sancta cruz de mayo con
particular mobimiento de Dios, porque jamás le abía
visto ni ablado, unas brebes raçones diçiendo que pues
no le querian dar fundaçión despaña, que ya lo
era, y suplica la graçia de Dios; lo demás por que
siempre me abía dado deseos de ser carmelita. Enbiele la carta
con un capellán en gran secreto; con el mesmo, me respondió
luego que se alegraba mucho de oýrlo y así me nonbraba
por fundadora; y para lo demás que se abía de
conçertar, vino al locutorio, ofreçió las casas,
mil quinientos pesos de renta y lo demás neçesario;.....”. 10 Por diversas
razones, el dueño fue postergando la cesión, pero como está documentado,
11
en 1607 Don Juan Luis de Ribera finalmente cedió mediante
testamento este caserón más otros dos de la ciudad, un
dinero y una renta para dotar de lo necesario para el culto de las
carmelitas si se fundaba: “...dejaba las casas y mil pesos de renta para el sustento de las religiosas, y quatro mil pesos
para ornamentos de la sacristía, y que si no alcansase su hacienda a dar todo esto, no le diesen título
de Patrono, sino que diese lo que alcansase para obra pía del convento” 12
y para ello nombraba ejecutor y albacea testamentario al jerónimo Fray García de
Mendoza y Zúñiga, Arzobispo de México, quien no
hizo ningún intento de conseguir la fundación. A este
sucedió el Padre dominico Fray Francisco García Guerra
quien siendo nombrado Arzobizpo-Virrey se olvidó de sus
promesas a las religiosas y también dio largas al asunto. 13
Para colmo de males, el heredero de Don Juan Luis, Alonso de Ribera,
sobrino del difunto, hombre frívolo y derrochador, se apropió
del predio y se negó a entregar lo mandado por su tío.
El Cabildo de la Ciudad de México concedió mil pesos oro para
gastarlos en obras de acueducto, cañería y pila para el
nuevo templo y convento el cual se funda con el nombre de "Convento
de San José de las Carmelitas Descalzas",
si bien las sorores fueron conocidas más como las “Madres
Teresianas” o “las Teresitas”. El
Oidor de la Real Audiencia, Lic. Pedro Suárez de Longoria,
proporcionó la madera para los andamios y la Virreina,
marquesa de Guadalcázar, donó el mobiliario del
convento y los hábitos de las religiosas, que de acuerdo a la
costumbre de las Carmelitas consistía en una túnica y
un escapulario largo, ambos marrones, alpargatas de cáñamo, cíngulo o correa, toca blanca,
velo negro, manto blanco para el coro. 17
El pueblo ayudó masivamente a la edificación del
convento con sus limosnas. Al cabo de unos pocos meses ya se habían
construido la iglesia, la sacristía, el campanario, los coros
alto y bajo, tribunas, confesionarios, el locutorio, el
refectorio y algunas celdas. Tenía también cocina,
enfermería y huerta.18
La dedicación del monasterio y templo data del martes 1º
de marzo de 1616 -día del Santo Ángel Custodio- la cual
se hizo con toda pompa y circunstancia, presidida por el arzobispo,
los virreyes y todos los personajes principales de la ciudad, entre ellos el Rector de la Universidad, Don Iván Alonso de Sosa.19
Nombróse capellán del templo al muy ejemplarísimo
sacerdote don Francisco de Losa, quien duró ocho años
en el cargo hasta su muerte, y fue sepultado en el templo.20
El inmueble se convirtió así en uno de los 23 conventos
de monjas que existieron en la Ciudad de México durante la
Colonia, de entre solo dos de monjas Carmelitas. 21
El
primer templo y convento se construyeron entre 1615 y 1634 en forma
modesta, adaptando en lo posible la edificación existente.
Aunque no se tienen datos de cómo lucía su fachada, sí
se sabe que el templo se construyó como el actual de modo tal que al mismo
tiempo que facilitaba el libre acceso al pueblo desde la calle,
preservaba a las monjas en su recogimiento espiritual y clausura,
usando una sola nave que ocupaba menos espacio y cuyo eje principal
se trazó paralelo a la calle -Norte-Sur-, permitiendo el
acceso a los fieles por una puerta que miraba al poniente y a las
monjas desde el convento hasta el coro, cuyas gruesas celosías y oscuros cortinajes
las mantenían fuera de la vista de los parroquianos y -como
era usual en esa época- se encontraba del lado opuesto al
altar. En realidad había dos coros, el alto y el bajo. “El
Coro alto estaba formado por barandillas de maderas de granadillo y
cedro, y tal vez así era el abanico, sin olvidar que se ha
dicho que el gran medio punto de pintura de la Asunción que
hoy está sobre el cancel de la puerta principal de la Catedral
ocupaba el arco de Santa Teresa a la manera poblana. En el Coro Bajo,
-arriba de las rejas- estaba una pintura de La Piedad. Nada de esto
existe ya. Las rejas fueron arrancadas y un muro innoble tapó
los arcos. (Actualmente no existe nada de la descrito por este autor,
ya que toda la estructura sufrió modificaciones desde
entonces)”. 22
El
Coro Bajo era también el lugar donde las novicias tomaban sus
votos y profesaban y fue también el lugar para inhumar a las
monjas del convento fallecidas. El Coro Alto pertenecía más
al convento que al templo. No queda nada de él en la actualidad.
Pocos años después, alrededor de 1625, la primitiva Catedral
de México comenzó a ser demolida para dar paso a la
construcción de la nueva catedral que hoy conocemos. El
Arzobispo Pérez de la Serna no quiso desechar el venerable
portón principal de ese templo -denominado “portada
de piedra de la Puerta del Perdón”-
y lo cedió a las monjas carmelitas para que lo usasen en el suyo,
el cual todavía estaba en un estado incipiente. El portón
completo fue adquirido y trasladado por las sorores de Santa Teresa
desde la catedral
hasta su templo, siendo
Manuel Sánchez el cantero encargado de la obra, de acuerdo con
“la escritura de venta que para este propósito se realizó
entre Francisco de Vértiz, tesorero y cobrador de la fábrica
nueva de la catedral, y otorgada ante Juan Santos de Rivera en 28 de
junio de 1625”. 23
con decoración de hojas, mientras que
el resto tiene un helicoide de ocho volutas que remata en un capitel
corintio. Las bóvedas pequeñas son de tipo cañón con lunetos.
La fachada del templo consiste de tres cuerpos separados por banquetones
de piedra y contrafuertes, con sillares de tezontle rejunteados con argamasa,
rodapiés de piedra chiluca y ricas ornamentaciones en frisos, claves y tímpanos.
El remate de cada portada se compone de un frontón triangular entrecortado, el cual
está coronado por una imagen del Niño Jesús en su advocación del Santo Niño de Praga y acroteras.
Los marcos de piedra de las ventanas rectangulares del segundo cuerpo ostentan
anagramas de Jesús, San José, la Virgen María,
San Joaquín y Santa Ana. Los coros alto y bajo fueron reacondicionados con barandillas
de cedro y granadillo, los retablos se adornaron con imágenes de La Asunción y La Piedad,
y se construyeron seis altares ricamente pintados y dorados. El nuevo convento y la iglesia se
dedicaron a Santa Teresa el 11 de septiembre de 1684 por el vigésimo
Arzobispo de México, Don Francisco de Aguiar y Seixas. El
capitán Molina y Mosquera así como su esposa fueron
nombrados patronos en ese año.
Con
la dedicación en 1715 de un nuevo templo Carmelita de Santa
Teresa en la esquina de Mixcalco y Loreto -llamado “Santa
Teresa la Nueva”- se confirmó definitivamente la
denominación de “Santa Teresa la Antigua” al
templo que nos ocupa, nombre con el que es conocido hasta la fecha,
trasladándolo también a su vez a la actual 2ª.
Calle de Guatemala. En 1733 se coloca la imagen de Nuestra
Señora de los Milagros
en el Altar del Santo Cristo.
“...al tiempo de irse la dejó colocada en el Templo de San José de las Carmelitas Descalzas”. En un principio la efigie estuvo a la vista de los fieles a un costado de la epístola del altar mayor. Diez años más tarde le fabricó espléndida capilla a su costa el Arzobispo Don Francisco Manzo de Zúñiga. Aprovechando la renovación del templo de 1684 el Arzobispo Francisco Aguiar y Seijas mandó construirle una capilla especial dedicándola el 7 de septiembre de ese año. El 17 de diciembre de 1798 se inició la ampliación del templo de acuerdo a planos del arquitecto Don Antonio González de Velázquez con planta de cruz griega, y para la creación de los adornos de alabastros, jaspes y demás se nombró nada menos que al escultor de cámara de su Majestad, Don Manuel Tolsá y Sarrión, director de la Academia de San Carlos y al escultor Pedro Patiño Ixtolinque. Se designó al pintor Don Rafael Ximeno y Planes para para decorar la cúpula y el ábside de la capilla en estilo neoclásico. La nueva y ampliada capilla se dedicó otra vez el 17 de mayo de 1813 por el Arzobispo Bergoza y Jordán. El “ciprés” o pequeño domo con columnas de mármol del altar de esa capilla puede admirarse actualmente en la Iglesia de San Agustín en Polanco. En esos tiempos y para su manutención, el convento poseía adicionalmente 39 propiedades cuyo valor ascendía en conjunto a 419,8700 pesos. 30
El 7 de abril de 1845, a causa
de un fuerte terremoto, se dañó la cúpula
perdiéndose sus decorados de Ximeno (con excepción del de San Mateo), pero fue reedificada con
proporciones monumentales y un nuevo domo de doble bóveda, -el
que siempre admiramos desde el patio grande de la prepa-, por Lorenzo
de la Hidalga terminándose en abril de 1858. 32
Sin duda, lo más sobresaliente de este nuevo templo es la
cúpula de dos cuerpos y ocho caras sostenida por una bella
columnata de estilo corintio, de la cual se afirmaba que fue la más
alta de la Nueva España. “Estos
dos cuerpos producen un bello efecto, tanto por la parte exterior
como por la interior, en donde el cuerpo inferior deja ver -por la
interrupción de su bóveda- el casquete esférico
que cierra el superior, bellamente iluminado por la luz que recibe de
las ventanillas ocultas por la interrumpida bóveda del
expresado primer cuerpo”. 33
En ese lugar pintó Juan Cordero el tema central “Dios
Padre y las virtudes cardinales y teologales”,
“la Transfiguración de Rafael”, “la Asunción del Tiziano”, y los Apóstoles San Juan, San Marcos y San Lucas.
Esta reconstrucción del templo es dedicada y bendecida por el
obispo de Tenagra, archidiácono de la Iglesia Mayor de México,
Don Joaquín Fernández de Madrid, el 9 de mayo de 1858.
En el templo existe también
otra capilla denominada de “La Soledad”, situada en la
parte noreste del templo y mucho más pequeña que la
capilla del Cristo de Santa Teresa. En alguna época tuvo un
corredor que la comunicaba con el coro bajo y con el convento, al
igual que la otra capilla. La puerta de acceso al templo consta de
una arco de medio punto, flanqueado por dos columnas salomónicas
como las de la fachada, en cuyos remates se encuentran las figuras
de dos querubines, al igual que en cada junta del arco. La capilla es
de una sola bóveda y presenta un altar de estilo neoclásico.
Entre el templo y el convento, al lado norte del primero, se
encontraba el “Coro Bajo”, en donde como hemos mencionado
las monjas escuchaban la misa viendo hacia el altar detrás de
una celosía sin ser vistas por los feligreses. También
existió aquí el “Coro Alto”, igualmente con
celosías y tribunas, utilizado mayormente en invierno, por tener más luz. 34
La torre llegó
a tener cinco campanas.
Como
parte de la Reforma, el gobierno liberal nacionalizó los
bienes de la iglesia, en especial con el decreto del 26 de febrero de
1863 para la exclaustración de los conventos, entre ellos el
de Santa Teresa la Antigua, la cual se llevó a cabo el 11 de marzo de ese mismo año. Durante la intervención francesa, las monjas pudieron regresar de nuevo al convento el 2 de junio de ese año, siendo expulsadas definitivamente a la caída del imperio en junio de 1867. 35 Se permitió al clero conservar la parte del templo y capillas,
las cuales siguieron funcionando al culto durante medio siglo más, hasta 1916.
El edificio del convento fue entregado al Ministerio de Guerra, el cual lo conservó hasta 1886. En la memoria entregada al
Congreso de la Unión por el Secretario de Estado y del Despacho de Guerra en 1869 puede verse en el “documento 28”
-anexo 28-, la “Noticia de los edificios militares pertenecientes a la nación en los
puntos que a continuación se expresan”,
en donde se consigna que en la Ciudad de México se contabilizaba
como edificio militar al Ex Convento de Santa Teresa la Antigua. 36
En la memoria correspondiente al año 1877 se detalla la “Noticia de los edificios que pertenecen a la federación y están destinados
al servicio del ramo de guerra”, en donde se sigue consignando la propiedad del edificio por parte de este ministerio ya con el nombre de
“Cuartel de Santa Teresa la Antigua”.37 En la “Semblanza del
Ing. Rodolfo Franco Larráinzar”, se sabe de la hoja de servicios de este ingeniero militar que “a fines de 1884 se encargó de las obras de reparación que se
hicieron en el cuartel de Santa Teresa la Antigua” y que “a principios de 1886 estuvo encargado de la obra de reparación ejecutada en Santa Teresa la Antigua,
bajo la dirección del Coronel de Ingenieros Ricardo Villanueva”. Como puede comprobarse de lo anterior, el convento fue desalojado en junio de 1867; en 1869
y 1877 se documenta como inventario del Despacho de Guerra; en 1884 y 1886 sigue siendo propiedad militar y se le repara, y en 1887 es inaugurado como escuela,
lo que continuaría durante 91 años. De ello se desprende que algunas afirmaciones acerca de que después de la expropiación se vendió a particulares y fue convertido
en viviendas y almacén no tienen sustento. Después de ser convento solo fue cuartel y de ahí fue escuela.38
En 1882 el gobierno del Presidente Manuel González retomó
el predio que perteneció al convento con la idea de crear la
“Escuela Normal para Profesores de Instrucción Primaria”
a sugerencia de Don Joaquín Baranda y Don Ignacio Manuel
Altamirano. Porfirio Díaz expidió el decreto al efecto
en 1885, e inauguraría el edificio poco más de un año
después, según consta en el acta correspondiente: “En
la Ciudad de México, a los 24 días del mes de febrero
de 1887, en el edificio construido al efecto, en la calle de Santa
Teresa, reunidos, bajo la presidencia del ciudadano general de
división Porfirio Díaz, Presidente Constitucional de
los Estados Mexicanos, y con la asistencia de los C. Secretarios de
Estado…. a fin de dar cumplimiento a lo prevenido en el
decreto del 17 de diciembre de 1885....”. 39
Su terreno entonces era de 2,644 m2.
El responsable del diseño y construcción de este edificio fue el Ingeniero-Arquitecto Manuel Francisco Álvarez.
Su material principal es la cantera blanca o “piedra chiluca” traída de Naucalpan. Su diseño original era mucho más
modesto que el actual como puede verse en las tres raras fotos adjuntas.
En 1890, de acuerdo con planos existentes en la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos (CNMH), le fue encargada también a
Manuel Francisco Álvarez una remodelación y ampliación del inmueble. 40
Entre 1908 y 1910 se llevaron a cabo remodelaciones sobre las fachadas,
a cargo del Ingeniero Porfirio Díaz Ortega -hijo del presidente- y del mismo Manuel Francisco Álvarez, y sobre el Paraninfo por parte del
Arqueólogo Leopoldo Batres, remodelaciones que le dieron al edificio su apariencia actual.
De esta época data
entonces la arquitectura que podemos admirar en la antigua Prepa 2 y
actual “Palacio de la Autonomía”. Como memoria de
ello pueden verse hoy en día unos pequeños mosaicos en
el piso del vestíbulo de la entrada de la esquina que ostentan
las letras iniciales del Ingeniero: “P” “D”,
y en el muro norte del Paraninfo un pequeño letrero con la
marca de Batres. La superficie construida fue de 4,850 m2. El estilo arquitectónico es el denominado “ecléctico”:
se basa en la combinación
de elementos
de distintas épocas
y estilos -en este caso barroco, rococó, neobarroco y
neoclásico- creando un resultado
exitoso
desde el punto de vista estético a partir de las principales
corrientes predominantes a fines del siglo XIX. Como en muchos otros
edificios de la época, en este predomina el “neobarroco
francés” en el que destacan el cuerpo de construcción
de la esquina que une las fachadas norte y poniente, con forma de
torre, y con una puerta rectangular enmarcada por chambranas. 41
Sobre el primer piso destacan el balcón circular, -llamado después el “Balcón
de la Autonomía”, ya que desde ahí se proclamaría al estudiantado su
consecución en 1929-, así como la magnífica
cúpula esférica originalmente fabricada en zinc y plomo
con seis “linternillas” de tipo francés que remata
la esquina del edificio, ahora en lámina galvanizada para la
remodelación. Cada lado de la puerta de la esquina presenta
una hornacina flanqueada por columnas de estilo jónico.
La fachada norte tiene doce pilastras sin bases, con basamento
escalonado corrido, fustes de sección rectangular y capiteles
sin entablamiento; estos elementos encuadran once ventanas con
antepechos con cenefa de azulejos como adorno, jambas de azulejos
polícromos y dinteles sencillos con canecillos; en lugar de
cornisa hay una faja recta que coincide con el espacio que ocupan los
capiteles. En el piso superior las columnas, en igual número,
cuentan con capiteles dóricos. Las ventanas son once con arco
de medio punto encuadradas por antepechos sencillos. El remate se
logra con la presencia de un gran ático, conformado
a base de tableros rectangulares que tienen en su centro un
medallón. 42
En
su primer piso destaca el “Paraninfo” -salón de
geografía e historia convertido en salón de actos-
diseñado por Leopoldo Batres con magnífico presidium
y paredes decoradas con tallas de madera al estilo neobarroco
ostentando columnas salomónicas, sitiales y retablos tallados
en cedro. El retablo principal es nada menos uno proveniente de la
capilla de la antigua Real y Pontificia Universidad de México.
El conjunto del salón fue realizado tomando como inspiración
el famoso salón “Generalito”
de la Escuela Nacional Preparatoria no. 1. Tomó su nombre del
paraninfo, la persona que estaba encargada de hacer exhortos y augures
estimulando al estudio con un discurso retórico durante las
ceremonias de apertura de los cursos. Cuando el edificio fue la sede
de la rectoría de la Universidad esta fue la sala del Consejo
Universitario; por lo mismo, fue en el Paraninfo donde en 1929 se
declaró la autonomía universitaria. Su sillería
de largas, foscas y pesadas bancas estaba tallada en madera fina y
estuvo ahí desde la época del edificio como rectoría;
fue restaurada de 1956 a 1964 por el maestro Lázaro López
y los talladores y ebanistas Esteban Armijo, Antonio Hernández,
Juan Mondragón, Roberto Amelio, Rafael Díaz, Jesús
Aguilar y Antonio Acuña. 44
Fue esa mismísima sillería ahora renovada la que se utilizó
durante los grandes eventos de la Prepa 2 de ese entonces, como el
centenario de la Escuela Nacional Preparatoria en 1968. Actualmente
todavía puede verse parte de ella en el presidium
y en la pared oriente; la sillería del público es nueva
y algo más burda que la anterior. En el recinto
pueden apreciarse hoy doce magníficos cuadros del siglo XVIII
de Pedro Sandoval representando a “las Sibilas”, puestos
aquí por Batres en 1910 y provenientes del Paraninfo de la
antigua Real y Pontificia Universidad. En alguna época
anterior habían sido llevados al Palacio de Minería.
Sobre
el retablo principal del Paraninfo se puede observar todavía
pintado el antiguo lema de la Universidad -previo al actual de
Vasconcelos de 1921- “Patria Scientiaqve Amor Salvs Popvli Est”: “En el amor a la
patria y a la ciencia está la salud del pueblo”.
Los rellanos de las escaleras del edificio ostentan bellos vitrales
franceses al estilo “art nouveau”; en
todos los patios pueden observarse hermosos detalles de herrería.
Durante la remodelación se dejaron a la vista calas con pisos
de vidrio en varios de los salones y los patios, con remanentes de la
cimentación colonial y detalles de construcciones de la época
conventual. En donde era el gimnasio de la prepa 2, -ahora llamado
“Salón de los Vestigios”- pueden verse a través
del piso parte de lo que eran las salas de baños del convento.
El 7 de abril de 1910, a instancias de Justo Sierra se crea la “Escuela Nacional de Altos Estudios”,45
la cual desde ese momento sustituye con más funciones a la “Escuela Normal para Profesores”. El 26 de mayo de ese mismo año la Universidad Nacional de México es refundada por Porfirio Díaz también a instancias de Sierra, y dado que la Escuela de Altos Estudios pasó a formar parte de la Universidad por tanto también el inmueble es entregado a la naciente institución. 46
El edificio se convertiría en sede de la rectoría de la misma y por consiguiente, es en este mismísimo edificio donde se gesta, se obtiene, se declara y se celebra la Autonomía de la Universidad de México en julio de 1929. De ahí el nombre actual de “Palacio de la Autonomía”. La Escuela Nacional Preparatoria, fundada por Juárez a iniciativa de Gabino Barreda en 1868, queda también integrada desde 1910 a la neonaciente Universidad de México, así como las Escuelas de Jurisprudencia, Medicina, Ingenieros y Bellas Artes. Los años del ciclo de preparatoria van variando por épocas entre cuatro y cinco, ya que no existía formalmente la enseñanza secundaria.
Para subsanar este vacío, el 30 de Enero de 1935 el Consejo Universitario -en desacuerdo y en rebeldía con esta visión del gobierno- decide restituir a su plan de estudios del bachillerato los tres años anteriores removidos quedando así nuevamente como un plan de cinco años. 51 Los cursos correspondientes iniciaron en febrero de ese mismo año, recibiéndose a los alumnos de primer ingreso en el edificio de la Escuela de Jurisprudencia, en San Ildefonso 28.
Como respuesta, en el decreto del 13 de marzo de 1935 Cárdenas establece: “Art. 1º. Ninguna institución, llámese de cultura media o superior, podrá impartir educación secundaria sin la autorización expresa de la SEP” con el propósito de “asegurar que esta fuera útil a una mayor parte de la población y se sometiera a los principios constitucionales aprobados el año anterior” 52 invalidando así el plan recién aprobado por la UNAM e imponiéndole que fuese requisito obligatorio e imprescindible cursar la educación secundaria del Estado para ingresar a la Preparatoria. 53 De esta forma, el gobierno federal pretendía forzar a la Universidad a plegarse a su visión educativa. La UNAM promovió inmediatamente juicio de amparo a través del Juzgado Segundo de Distrito en Materia Administrativa en el Distrito Federal el cual fue desechado por el juez “por improcedente” el 2 de abril de 1935, siendo ratificado este fallo negativo por el pleno de la Suprema Corte en su sesión del 18 de mayo de 1935. 54
Funcionarios del régimen acusaron a la UNAM de ser “una fortaleza reaccionaria” y solicitaron al gobierno que le pusiera un alto definitivo y que le retirara total y definitivamente el subsidio que ya para entonces había sido reducido y demorado todo el año a la UNAM, amenaza que Lázaro Cárdenas puntualizó en oficio del 13 de septiembre de ese año advirtiendo una reducción a la autonomía universitaria. 55 En claro desacato a las advertencias que el presidente le hiciera y para darle la vuelta al fallo negativo de la corte, la UNAM creó el 14 de septiembre de 1935 56 un ciclo de tres años -evitando el nombre de “secundaria”- con la denominación de cursos de “extensión universitaria” el cual sería válido como previo a los dos años de preparatoria. De hecho, esta es la fecha que se considera oficialmente como la de fundación de la Preparatoria no. 2, aunque faltaban muchos años para que se viera designada con ese nombre. Para reforzar la decisión y contestar la amenaza, el Rector Ocaranza y la mayoría del Consejo Universitario renunciaron el 17 de septiembre de ese año. Ante el riesgo de una seria confrontación general con las universidades públicas, el gobierno federal decidió no oponerse abiertamente al derecho de estas a instituir su sistema de educación secundaria y actuar más discretamente; a su vez, estas moderaron su postura. A fines del año 1935 ya la pugna se había suavizado un poco. Pero el nuevo sistema escolar estaba creado. En el mes de diciembre de 1938 el rector de la Universidad -Dr. Gustavo Baz Prada- declaró que habían desaparecido las diferencias existentes entre la Universidad y el gobierno, motivadas inicialmente por la creación de la Escuela de Iniciación Universitaria.
A propósito de este nombre, en el Estatuto de la UNAM de 1936, art. 6° inciso 7, se menciona oficialmente con el nombre de “Escuela de Extensión Universitaria”.57 En el “Reglamento Interior del Consejo Universitario” 58 del 14 de Enero de 1937, en su artículo 2° todavía se sigue denominando con ese nombre. En el Estatuto General de 1938 -elaborado entre el 19 de julio y el 19 de diciembre de ese año- se le cambia ya el nombre: en su art. 5° inciso VIII se menciona ya por primera vez como “Escuela Nacional de Iniciación Universitaria”. 59 El Reglamento de pagos de la UNAM aprobado el 28 de noviembre de 1938 estableció en su artículo 1° inciso II que para el siguiente ciclo escolar “la cuota de colegiatura anual para la Escuela de Iniciación Universitaria sería de cien pesos”, y el Reglamento de Inscripciones aprobado en la misma fecha estableció en su artículo 10° que “...cuando el ingreso se haga a la Escuela de Iniciación Universitaria, el requisito de antecedente será cubierto con el certificado de ciclo primario completo, debidamente requisitado por la Secretaría de Educación Pública”. En 1943, la UNAM emite el “Reglamento que crea la posición de profesor de carrera en la Escuela de Bachilleres (Escuela Nacional de Iniciación Universitaria y Escuela Nacional Preparatoria)”. 60 En 1946, de conformidad con la existencia oficial de la Escuela de Iniciación Universitaria fueron puestos en práctica dos planes de estudios de bachillerato en la UNAM: uno de cinco años para los estudiantes de primaria que ingresaban a Iniciación Universitaria y otro de dos años para los que llegaban de las escuelas secundarias oficiales, quienes ingresaban directamente a la preparatoria. Finalmente -en 1952- este plan de cinco años se convertiría oficialmente en la Preparatoria no. 2, única del sistema del bachillerato universitario que lo ha ofrecido y lo sigue ofreciendo. En 1965 el ciclo se haría de seis años al ser agregado a nivel nacional un año más al plan de estudios de preparatoria.
Continuando con la historia de los edificios, y a propósito de aqueste de
San Ildefonso 28 esquina con República de Argentina -también
anfitrión en alguna época de la Preparatoria no. 2- fue
originalmente sede del convento de Santa Catalina de Sena o Siena, aprobado
por acta del Cabildo de la Ciudad en 1560 y puesto en funcionamiento
hacia 1593 por un grupo de religiosas dominicas procedentes de
Oaxaca. Sus principales promotoras fueron tres hermanas: Ana, Isabel
y María Felipa, más conocidas con el nombre de “las
Felipas”, quienes donaron su casa como sede y entregaron sus
haciendas para la manutención de las religiosas. Su
construcción total se realizó entre 1619 y 1623
ocupando “13,200 varas”, y fue renovado en 1823. 61
Curiosamente, en ese año 1623 el templo y convento fueron
consagrados también por el Arzobispo Pérez de la Serna,
el mismo que consagró el de Santa Teresa. Aquí también
templo y convento dieron nombre en su época a las calles. El
tramo correspondiente de la de República de Argentina se
llamaba por lo mismo “Santa Catalina de Sena”; la de San
Ildefonso se denominaba en ese entonces “Monte Alegre”.
Expropiado también por las Leyes de Reforma en 1863, la parte del convento se convirtió en 1868 en la sede principal de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, enfrente del ex Convento de la Encarnación (hoy Secretaría de Educación Pública); la escuela estuvo después en el Convento de “Nuestra Señora del Pilar de Religiosas de la Enseñanza” en la Calle de Donceles, en el Colegio de San Ildefonso y por último, en 1908, regresó a su recién reconstruido inmueble de la época porfirista, el que conocemos ahora. En marzo de 1954, la Escuela Nacional de Jurisprudencia se trasladó a la Ciudad Universitaria, por lo que abandonó finalmente este edificio poco antes de convertirse ya en Facultad de Derecho. El templo cerró al culto en 1915; fue reabierto poco después y cerrado definitivamente en 1932, siendo cedido a la iglesia presibiteriana.
Volviendo al edificio de Lic. Verdad, de abril de 1933 a febrero de 1935 parte del edificio escolar es ocupado por la Escuela Nacional de Comercio y Administración de la UNAM y en 1935 otra perte es cedida a la Escuela Nacional de Odontología de la UNAM quien lo ocupa hasta abril de 1958 cuando esta se muda a su actual sede en Ciudad Universitaria. Según se afirma -aunque no he hallado nada documentado- en ese mismo 1935 los estudiantes de “Extensión universitaria” tienen como sede unas instalaciones en las calles de Sadi Carnot. En 1938 -ya como “Iniciación Universitaria”- son movidos a las calles de Bucareli, probablemente al número 138 de esa vía, pues también allí estuvieron en 1937 la Escuela de Música de la UNAM, la Biblioteca y primeros años de Comercio (No hay mayor referencia). En 1940 son trasladados al edificio escolar de Lic. Verdad, compartiéndolo con la Escuela de Odontología y después con la Escuela de Enfermería. A fines de 1935 otra parte del edificio es ocupada por la Sección de Economía de la Facultad de Derecho, la que poco después se convertiría en la Escuela Nacional de Economía. Estaría ahí hasta fines de 1936.
En 1949, la “Revista de la Universidad” consigna que el primer ciclo del bachillerato (el plan de cinco años) se imparte en Lic. Verdad no. 2 y el segundo ciclo del mismo (el plan de dos años de la preparatoria 1) se imparte en el Colegio de San Ildefonso, en el no. 35 de esa calle. 62 A partir de 1952 la “Escuela Nacional de Iniciación universitaria” se convierte oficialmente en la “Escuela Nacional Preparatoria no. 2” y es enviada nuevamente al edificio de Jurisprudencia de San Ildefonso 28 y 30.
De 1960 a 1964 el edificio de Lic. Verdad alojó a los alumnos de la Preparatoria no. 7, previo a la construcción de su sede definitiva en la Calzada de la Viga. La Preparatoria 2 reside en el edificio de San Ildefonso hasta principios de 1965, cuando es trasladada de nuevo al edificio de Lic. Verdad, ya exclusivo para ese plantel, funcionando el de San Ildefonso 28 y 30 como su “anexo”.
“La
Prepa 2” opera en esta ocasión en el edificio de Lic.
Verdad por poco más de trece años. El 3 de febrero de
1968 -con motivo de las fiestas del centenario de la Escuela Nacional
Preparatoria- recibió junto con las demás prepas el
nombre del ilustre académico al cual estaría dedicada;
en su caso “Erasmo Castellanos Quinto”. Poco después
llegaría al patio central el busto del ilustre veracruzano que
si mal no recuerdo, fue elaborado por el talentoso profesor de
modelado de la Prepa 2, el Maestro Salvador Moreno. El busto sería
rebautizado como “San Erasmo” por los estudiantes,
quienes -como recordarán los que ahí estuvieron-
acostumbraban ponerle numerosas veladoras encendidas en el pedestal
en época de exámenes, supuestamente para recibir su
iluminación y favores, y luego salir corriendo antes de que se
apareciera algún prefecto que pudiese discrepar con ese
fervor.
En junio de 1978 el antiguo y venerable edificio cerró por última
vez sus puertas como Escuela Nacional Preparatoria no. 2, Plantel
“Erasmo Castellanos Quinto”, y fue trasladada a sus
actuales instalaciones en Iztacalco. El antiguo edificio fue
abandonado poco después iniciándose su deterioro. El
busto fue trasladado a la nueva ubicación y todavía hoy
puede apreciársele en una discreta plazoleta del edificio,
siendo sustituido como efigie principal por una estatua en cuerpo
entero del eximio abogado. El 11 de noviembre de 1976 la parte de lo que fuera
el templo es entregada a la SEP - Secretaría de Educación Pública. A partir de 1978
es remodelada por la SAHOP -Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas-
y luego por el INAH -Instituto Nacional de Antropología e Historia-
desde 1993, y convertido en sede de “Ex
Teresa/Arte Actual”,
una organización no lucrativa, fundada y patrocinada por el
Instituto Nacional de Bellas Artes, dirigida por artistas interesados
en promover y mostrar las distintas corrientes del arte
contemporáneo. 63 El INBA agrega la estructura metálica moderna que se ve desde el patio grande, obra del Arquitecto Luis Vicente Flores.
La parte que fue el convento y la preparatoria comienza a ser remodelada
desde el año de 1991 por la UNAM, aunque de forma muy lenta y
modesta. Durante el año 1993, esa parte del antiguo convento y
escuela es retomada por Fundación
UNAM y por la
Facultad de Odontología para su renovación y
reconstrucción con lo cual los trabajos avanzan un poco más.
Se remueven del edificio los añadidos que le habían
sido agregados en épocas posteriores a su construcción,
como el tercer piso del costado poniente del patio grande -los
laboratorios de química y física-, las zonas conocidas
como “la pirámide”
y “el palomar”
alrededor del domo, y los salones junto a la cúpula del templo
de Santa Teresa -“la baticueva”- y
el salón para damas -“el depa”-. La
zona conocida como “la vecindad” es
total y funcionalmente remodelada.
A fines del 2001 se aceleran e incrementan notoriamente los trabajos de remodelación con los cuales el edificio retoma totalmente la majestuosa imagen de su etapa clásica porfiriana. Para fines del 2002 el edificio recupera todo el esplendor y señorío de sus mejores épocas. Por acuerdo del Rector del 5 de septiembre del 2002 se le designa “Palacio de la Autonomía”, en virtud de que en su Paraninfo se declaró oficialmente este suceso y desde el balcón de la esquina fue comunicado a los universitarios. En el año 2004 y para conmemorar los 75 años de la autonomía de la UNAM el edificio es reinaugurado con este su nombre contemporáneo. Actualmente este inmueble alberga el Museo de la Autonomía Universitaria, la Sala Histórica de la Odontología Mexicana y la Fonoteca de Radio UNAM, y por supuesto, guarda también el cariño y la veneración de múltiples generaciones de universitarios que tuvimos el privilegio de formarnos académicamente entre sus muros, sobre todo la de aquellos que estuvimos en ese especialísimo plan que nos llevó recién salidos de la escuela primaria hasta la Universidad.
Juan
Voutssás
Exalumno de la
Escuela Nacional Preparatoria no. 2, Plantel “Erasmo Castellanos
Quinto”
de la Universidad Nacional Autónoma de México,
Generación
1964-1969
Relación y créditos de imágenes:
- “Mapa de ubicación de los templos....”. 2011. Juan Voutssás.
- “Plano general del conjunto del Palacio de la Autonomía y el Templo de Santa Teresa la Antigua”. 2011. Juan Voutssás.
- Hábito carmelita en la colonia. Encontrado en la red (sin créditos).
- Refectorio de monjas carmelitas en la colonia. Óleo-Museo Nac. del Virreinato, Tepozotlán, México.
- Portada de la 1ª. Catedral de México que estuvo en el primer Templo de Santa Teresa. s.f. Fco. de la Maza, Fototeca INAH.
- “Templo de Sta. Teresa”. Blanco y negro. Fray Agustín de la Madre de Dios. “Los Carmelitas Descalzos en la Nueva España del Siglo XVII”. México: UNAM - Instituto de Investigaciones Estéticas, 1986. Apéndice fotográfico. Imagen de la fachada a color: Juan Voutssás. 2004.
- Panorámica del Templo de Santa Teresa, ca. 1875. Mediateca INAH (en línea)
- Altar del Señor de Sta. Teresa en el templo. Guillermo Kahlo, ca. 1900. Mediateca INAH. (en línea).
- Corte de la bóveda del Templo de Santa Teresa la Antigua. Rosell, Lauro.“Santa Teresa la Antigua”.
En: “Iglesias y Conventos de México”. México: Patria, 1961. pp. 287-291.
- Capilla de la Soledad. Juan Voutssas.
- Calle de la Cerrada de Santa Teresa (Hoy Lic. Verdad). 1873. Estreograma por Kilburn Bros. Golyer Library - Elmer and Diane Powell Collection - Southern Methodist University, EUA.
- Fachada de la Escuela Normal de Profesores en Santa. Teresa. ca. 1900. En: “Breve noticia de los establecimientos de instrucción dependientes de
la Secretaría de Estado y del Despacho de Justicia e
Instrucción Pública”.
México: Tipografía La Europea, 1900. 47 p. pp. 40-41.
Disponible en:
http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080044596/1080044596.html
- Patio Central de la Antigua Escuela Normal de Profesores en Santa Teresa, ca. 1900. En: “Coordinación Nacional de Monumentos Históricos, INAH. Album 2, Tomo VI, p.13”. Disponible en:
http://www.fototeca-crv.inah.gob.mx/fototecaweb/pdf/V0A2TVIP13.pdf
- Patio Chico de la Antigua Escuela Normal de Profesores en Santa Teresa, ca. 1900. En: “Coordinación Nacional de Monumentos Históricos, INAH. Album 2, Tomo VI, p.12”. Disponible en:
http://www.fototeca-crv.inah.gob.mx/fototecaweb/pdf/V0A2TVIP12v.pdf
- Mosaicos con iniciales P.D. en el piso del vestíbulo. 205. Juan Voutssás.
- Letrero de Batres en el Paraninfo. 2005. Juan Voutssás.
- Balcón del Palacio de la Autonomía. 1929. Archivo Histórico de la UNAM. IISUE – Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad
y la Educación.
- Cúpula del palacio. 2005. Juan Voutssás.
- Fachadas de la Escuela Normal Para Profesores, ca. 1905. Foto de Charles Waite. Archivo General de la Nación, México.
- Fachada poniente del palacio. ca. 1915. Archivo Histórico de la UNAM. IISUE – Instituto de Investigaciones Sobre la
Universidad y la Educación.
- Escalera del vestíbulo del palacio. 2004. Juan Voutssás.
- Frisos de yeso del palacio. 2005. Juan Voutssás.
- Domo desde el Interior del palacio. 2005. Juan Voutssás.
- Mural de relieve de la autonomía del palacio. 2005. Juan Voutssás.
- Paraninfo en el palacio de la Autonomía. 2005. Juan Voutssás.
- Sibilas del Paraninfo en el palacio de la Autonomía. 2009. Juan Voutssás.
- Lema original de la Universidad de México. 2005. Juan Voutssás.
- Vitrales de las escaleras del palacio. 2005. Juan Voutssás.
- Detalles de la herrería. 2005. Juan Voutssás.
- Detalles de los azulejos de Talavera. 2005. Juan Voutssás.
- Cala con ventana arqueológica de baños coloniales. 2004. Juan Voutssás.
- Muebles del Siglo XIX - Palacio de la Autonomía. 2006. En: Memoria de Restauración 2006”.
UNAM - Dir. Gral. del Patrimonio Universitario.
- Restos coloniales en el patio grande. 2005. Juan Voutssás.
- Fachada del Palacio. ca. 1930. Archivo Histórico de la UNAM. IISUE – Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad
y la Educación.
- Convento de Santa Catalina de Sena. Siglo XIX. En: Manuel Rivera Cambas. “México Pintoresco, Artístico y Documental”. T.II, p. 134 bis. México: 1880. Disponible en: http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080010868_C/1080010869_T2/1080010869_T2.html
- Fachada de la primera Escuela de Jurisprudencia. ca. 1870. En: “Breve noticia de los establecimientos de instrucción dependientes de
la Secretaría de Estado y del Despacho de Justicia e Instrucción Pública”. México: Tipografía La Europea, 1900. 47 p. pp. 40-41. Disponible en:
http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080044596/1080044596.html
- Fachada Escuela de Jurisprudencia. ca. 1910. Archivo Histórico de la UNAM. IISUE – Instituto de Investigaciones Sobre la
Universidad y la Educación.
- Fachada del palacio como Fac. Odontología. ca. 1935. Archivo Histórico de la UNAM. IISUE – Instituto de
Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación.
- Fachada del palacio como Preparatoria 2. ca. 1960. Archivo Histórico de la UNAM. IISUE – Instituto de
Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación.
- Busto Erasmo Castellanos Quinto en Prepa 2, b/n. 1969. Rosa Enriqueta González (exalumna preparatoria 2, Gen. 64-69).
- Busto Erasmo Castellanos Quinto, color. 2005. Juan Voutssás.
- Remodelación del patio grande del palacio. 1997. Juan Voutssás.
- Cúpula de Santa Teresa y patio grande. 2004. Juan Voutssás.
- Patio grande con el 3er piso añadido (laboratorios), entrada a baticueva y depa. ca. 1950. (Sin créditos)
- Plano alzado de las fachadas oriente del Palacio de la Autonomía UNAM y el Ex Templo de Santa Teresa la Antigua, Cd. de México. Juan Voutssás. 2011
Notas del texto:
1 González Obregón, Luis. “Las Calles de México” - Libro I: “Vida y costumbres de otros tiempos”. Apéndice: “Nombres antiguos y modernos de las calles”. México: Botas, 1922. 252 p.
2 Porras Muñoz, Guillermo. “Personas y lugares de la Cd. de México: Siglo XVI”. México: UNAM, 1988. pp. 55 y 139.
3 Del Valle, Juan N. “Division de la ciudad de México por manzanas, comprendiendo los 8 cuarteles mayores y 32 menores que la componen” México: Ed. Andrade y Escalante, 1863. p.11. Disponible en: http://pds.lib.harvard.edu/pds/view/4975704
4 Valle Arizpe, Artemio de. “La Fundación del Convento de Santa Teresa”. En: “Libro de Estampas”. Madrid: Espasa Calpe, 1934. pp. 95-105.
5 Castro Gutiérrez, Felipe. “Historia social de la Real Casa de Moneda de México”. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2012. 256 p. (Serie Historia Novohispana, 88). ISBN: 978-607-02-3150-6. p. 62. Disponible en: http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/historiacasa/moneda.html
6 Castro Gutiérrez, Op. Cit., p. 67.
7 México. Archivo General de la Nación. Fondo General de Parte, año 1587, vol. 3, exp. 7, fojas 3v.
8 Peña, Margarita. “Flores de baria poesía: Cancionero novohispano del siglo XVI”. México: Fondo de Cultura Económica, 2004. 744 p. ISBN: 968-16-7328-X. p. 72.
9“Guía de las Actas de Cabildo de la Ciudad de México: Años 1601-1610, siglo XVII”. Mª. Isabel Monroy (Comp). México: Departamento del Distrito Federal – Universidad Iberoamericana, 1987. 473 p. ISBN: 968-816-082-2.
10 “Inés de la Cruz. Fundación del convento [de Santa Teresa la Antigua]”. Clara Ramírez y Claudia Llanos (Coords.). México: UNAM - IISUE, 42 p. ISBN: 978-607-02-5735-8. p. 27. Disponible en: http://132.248.192.241/~editorial/wp-content/uploads/2014/10/In%C3%A9s-de-la-cruz.pdf
11 Ramos Medina, Manuel. “Imagen de santidad en un mundo profano: Historia de una fundacion”. México: Universidad Iberoamericana, Depto. de Historia., 1990. 248 p. ISBN: 968-859-043-6. pp. 65-67.
12 “Inés de la Cruz. Fundación del convento [de Santa Teresa la Antigua]”. Clara Ramírez y Claudia Llanos (Coords.). México: UNAM - IISUE, 42 p. ISBN: 978-607-02-5735-8. Folio 41, p. 32. Disponible en: http://132.248.192.241/~editorial/wp-content/uploads/2014/10/In%C3%A9s-de-la-cruz.pdf
13 Valle Arizpe, Artemio de. “El Palacio Nacional“. En: Lecturas Históricas Mexicanas”, Ernesto de la Torre Villar (Comp.)., Tomo III. México: IIH-UNAM, 1994. pp. 567-568. ISBN: 968-36-7211-6 (Tomo III). Disponible en: http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/lecturas/T3/LHMT3_067.pdf
14 Riva Palacio, Vicente. “Monja y casada, virgen y mártir”. México: Imprenta de la Constitución Social, 1868. Cap. IV. pp. 28-32. Disponible en: http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmchx1g9
15 “Mariana de la Encarnación. Relación de la fundación del Convento Antiguo de Santa Teresa”. Clara Ramírez y Claudia Llanos (Coords.). México: UNAM - IISUE, 72 p. ISBN: 978-607-02-6744-4. Folios 79-81, pp. 45-46. Disponible en: http://132.248.192.241/~editorial/wp-content/uploads/2015/09/Mar%C3%ADa-de-la-encarnaci%C3%B3n.pdf
16 Ibídem, Folios 83-85, pp. 46-47. Disponible en: http://132.248.192.241/~editorial/wp-content/uploads/2015/09/Mar%C3%ADa-de-la-encarnaci%C3%B3n.pdf
17 “Seis Siglos de Historia Gráfica de México”. México: Ed. Gustavo Casasola, 1989. Vol. 1, p. 263..
18 Campos Olivares, Citlali. “La práctica musical en el convento de San José o Santa Teresa la Antigua de la Cd. de México”. Tesis profesional. UNAM: Fac. de Filosofía y Letras, 2006. pp. 35-55. Disponible en: http://132.248.9.195/pd2007/0613224/Index.html
19 “Historia de la fundación de las carmelitas descalzas de San José de México, escrita por el reverendo padre dominico Fray Juan Bautista de Méndez", ca. 1635. Archivo Histórico del Convento de San José de las carmelitas descalzas..
20 Rosell, Lauro. “Santa Teresa la Antigua”. En: “Iglesias y Conventos de México”. México: Ed. Patria, 1961. pp. 287-291.
21 Muriel, Josefina. “Conventos de Monjas en la Nueva España”. México: Ed. Jus, 1995.
22 Maza, Francisco de la, “Arquitectura de los coros de monjas en México”. México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1973, Estudios y Fuentes del Arte en México IV, UNAM. p. 41. Citado por: Hernández Pons, Elsa. “El coro bajo de Santa Teresa la Antigua”, En: “Estudios de Historia Novohispana”. Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM. Vol. 9, Núm. 009, 1987. Disponible en: http://www.ejournal.unam.mx/ehn/ehn09/EHN00911.pdf
23 Amerlinck, Mª. Concepción. “El convento de San José y su Iglesia de Santa Teresa la Antigua: Sus arquitectos, artistas y artesanos”. En: “El Monacato en el Imperio Español, monasterios, beaterios, recogimientos y colegios”. México: Centro de Estudios de Historia de México - Condumex, 1995. pp. 447-495.
24 Archivo Histórico del Archivo General de Notarías, México, “Protocolo de Agustín de Mora, en 14 de julio de 1691”, ff. 12r. y 13v. Citado por: Tovar y de Teresa, Guillermo. “La portada principal de la primitivaCatedral de México”. En: Boletín de Monumentos Históricos”, INAH, México, 3ª. época, no. 12, ene.-abr. 2008. pp 87-96. Disponible en: http://boletin-cnmh.inah.gob.mx/boletin/boletines/3EV12P87.pdf
25 "Historia de la literatura mexicana. La cultura letrada en la Nueva España del siglo XVII". Chang-Rodríguez, Raquel (Coord.).Tomo 2. México: Siglo XXI Editores, 2002. pp. 417-419. ISBN: 968-23-2404-1.
26 Santa Teresa de Jesús. “Constituciones”. Cap. 2, 3-4.
27 Ramos Medina, Op. Cit., p. 113.
28 México. Archivo General de la Nación. “Templos y Conventos”. Caja 164. Contrato de Luis Juárez. 1622. Citado en: “El pintor Luis Juárez: Un trabajo para Santa Teresa la Antigua”. Revista: “Relaciones”, no. 39”, verano 1989, El Colegio de Michoacán. pp. 107-112. Disponible en: http://www.colmich.edu.mx/relaciones25/files/revistas/039/documento.pdf
29 Schmidhuber de la Mora, Guillermo. “De Juana Inés de Asuaje a Juana Inés de la Cruz. El libro de Profesiones del Convento de San Jerónimo de México”. México: Instituto Mexiquense de Cultura, 2013, pp. 23. El primero que dio a conocer el documento facsimilar fue Luis González Obregón, en su obra “México Viejo”, México: Promexa, 1979, p. 282.
30 Morales, Ma. Dolores. “Estructura urbana y distribución de la propiedad en la Ciudad de México en 1813”. México: INAH. p 379. Disponible en: http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/B2HDPLRGX9V2JSQUE8V2V565RQ1QES.pdf
31 Directorio Telefónico de la Cd. de México en 1891. Plano no. 6. México: Ed. Facsimilar del Centro de Estudios Condumex. 1987.
32 Rosell, Lauro. Op. Cit.
33 García Cubas, Antonio. “El libro de mis recuerdos”. México: Imprenta de A. García Cubas, hnos. Sucesores, 1904. 635 p. pp. 37-41. Disponible en: http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080012458/1080012458.html
35 García Cubas, Antonio. “El libro de mis recuerdos”. México: Imprenta de A. García Cubas, hnos. Sucesores, 1904. 635 p. pp. 37-41. Disponible en: http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080012458/1080012458.html
36 “Memoria que el Secretario de Estado y del Despacho de Guerra y Marina presenta al Congreso de la Unión”. México: Imprenta del gobierno, en palacio, 1869. 40 p. “Documento anexo 28”, Departamento de Ingenieros”, p. 23. Disponible en: http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080079101/1080079101.html
37“Memoria que el Secretario de Estado y del Despacho de Guerra y Marina presenta al Congreso de la Unión [1877]”. México: Tipografía de Gonzalo A. Esteva, 1878. 262 p. “Documento anexo 61”, Departamento de Ingenieros”, p.152. Disponible en: http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080044064/1080044064_02.pdf (portada) y en http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080044064/1080044064_47.pdf (anexo 61)
38 “Semblanza del Ing. Rodolfo Franco Larráinzar”. Carlos Sánchez Silva (Coord.) Oaxaca: Teatro Macedonio Alcalá, 2005. 64 p. Disponible en: http://www.colmich.edu.mx/files/ceh/larrioja/publicaciones/pdf/2005_Semblanza.pdf
39 Archivo Histórico del Distrito Federal. 1887. Sección Instrucción Pública.
40“Escuela Normal para Profesores. Proyecto de reformas y construcciones nuevas formado por encargo y según las bases del Director Sr. Dr. Miguel Serrano”. Manuel Francisco Álvarez, agosto 1890. México: Coordinación Nacional de Monumentos Hisatóricos - CNMH.
41 “Inmuebles Universitarios con Valor Histórico-Estético”. México : UNAM, 2004. ISBN: 970-32-1707-9. p. 66.
42 Ibid,. p. 67.
43 Ibid,. p. 68.
44 “Inmuebles Universitarios...”. Op. Cit.
45 México. “Ley Constitutiva de la Escuela de Altos Estudios”. 9 de abril de 1910. Disponible en: http://ru.ffyl.unam.mx/bitstream/handle/10391/3532/Justo%20Sierra_Ley_Const_Escuela_Nal_AE_1910.pdf?sequence=1&isAllowed=y
46 El 13 de octubre de 1924 Álvaro Obregón decretaría que la Escuela de Altos Estudios desaparece y da origen a la Escuela Normal Superior, a la Escuela de Graduados y a la Facultad de Filosofía y Letras. Disponible en: http://www.dof.gob.mx/nota_to_imagen_fs.php?codnota=4591107&fecha=13/10/1924&cod_diario=196972
47 Vargas S., Roberto. “Breve historia y cronología del Diario Oficial de la Federación". Apéndice: Cuadro comparativo, pp. 274-275. En: “Boletín del Instituto de Investigaciones Bibliográficas”, México, UNAM, ene.-dic. 1976. Disponible en: http://132.248.10.163/publicaciones/index.php/boletin/issue/view/21/showToc
48 “Decreto que consolida la propiedad de la nación sobre algunos templos”. Publicado en el Diario Oficial de la Federación, 7 de junio de 1918. Véase también nota en el periódico “El Pueblo”, 8 de junio de 1918. Hemeroteca Nacional Digital de México. Disponible en: http://www.hndm.unam.mx
49 “Decreto que reforma el artículo 3° y la fracción XXV del 73 Constitucionales”. Publicado en el Diario Oficial de la Federación, Tomo LXXXVII, no. 35, el 13 de diciembre de 1934. Disponible en: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/dof/CPEUM_ref_020_13dic34_ima.pdf
50 Ramírez, López, Celia. “La Universidad Autónoma de México (1933-1944)”. pp. 170-171. En: Renate Marsiske (Coord.) “La Universidad de México. Un recorrido histórico de la época colonial al presente”. México: UNAM-CISE-CESU : Porrúa, 2001. 326 p. Disponible en: https://seminariohistoriauniversidad1.files.wordpress.com/2014/03/texto-celia-final.pdf
51 UNAM - AHCU (Archivo Histórico del Consejo Universitario) Expediente 3. Sesión del 30 de enero de 1935.
52 “Decreto que reglamenta las atribuciones del Estado en materia de enseñanza secundaria.” Diario Oficial de la Federación, Tomo LXXXIX, no. 12, 14 de marzo 1935. Disponible en: http://www.dof.gob.mx/nota_to_imagen_fs.php?cod_diario=186044&pagina=1&seccion=0
53 Gutiérrez López, Miguel A. “El espejismo de la autonomía total: La Universidad Autónoma de México y sus conflictos con la presidencia de la república, 1935.” En “Relaciones : Estudios de Historia y Sociedad”. Relaciones 112, Octubre 2007, Vol. XXVIII. Disponible en: http://www.revistarelaciones.com/index.php?option=com_content&task=view&id=120&Itemid=28
54 “La UNAM no está facultada para impartir enseñanza secundaria”. Semanario Judicial. XILV. T. 3, no. 84. 18 Mayo 1935. Disponible en: Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/2/936/4.pdf
55 UNAM - AHCU (Archivo Histórico del Consejo Universitario) Expediente. s/n. 13 de septiembre de 1935. ff. 36-38. Oficio del Presidente Lázaro Cárdenas.
56 UNAM - AHCU (Archivo Histórico del Consejo Universitario) Expediente 13. Sesión del 14 de septiembre de 1935.
57 UNAM. Oficina del Abogado General. Compendio de Legislación Universitaria. Entrada del Año 1936. Disponible en: http://www.abogadogeneral.unam.mx/PDFS/COMPENDIO/indcron.pdf
58 Ibídem, entrada del Año 1937. Disponible en: http://www.abogadogeneral.unam.mx/PDFS/COMPENDIO/indcron.pdf
59 Ibídem, entrada del Año 1938. Disponible en: http://abogadogeneral.unam.mx/PDFS/COMPENDIO/66.pdf
60 Ibídem, entrada del Año 1943. Disponible en: http://www.abogadogeneral.unam.mx/PDFS/COMPENDIO/indcron.pdf
61 Pineda M, Raquel. Los coros de la Iglesia de Santa Catalina de Sena y el maestro de arquitectura Alonso de Larco" En: "Revista Decires", CEPE, UNAM. Disponible en: http://revistadecires.cepe.unam.mx/articulos/art12-1.pdf
62 “Universidad de México: Órgano de la Universidad Nacional Autónoma de México”, vol. III, no. 27, marzo de 1949, p.14. Disponible en: http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/historico/10082.pdf
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